Como hacer entender a tu novia que San Valentin es un dia comercial sin que te tilde de tacaño

San Valentín. Ese día en el que el consumismo se maquilla de dulzura y amor.

Hordas de enamorados enloquecidos, destripan sus bolsillos en el nombre del amor y tienen como grito de guerra “¡POR LA GLORIA DE ROTO2!”.

Los otros 364 días (365, si es bisiesto) del año; las caricias son un esfuerzo, se miran cansados y los ‘Te quiero’ se arrastran por sus bocas con desgana, como si de una obligación se tratase.

Pero ahí está San Valentín; el día del amor. El día en el que todos aman de verdad. El día en el que tortolitos buscan el mejor regalo del mundo, el regalo perfecto para San Valentín y celebran con sus compañeros que ‘¡Esta noche toca!’.

Mientras que los pobres desafortunados que no tienen pareja, se sienten desdichados y sucumben a la oscuridad de la soledad. Hasta el día siguiente, que los enamorados vuelven a quejarse de su vida monótona en pareja y los solteros alardean de sus vidas de lujuria desenfrenada (aunque luego se pasen el día con Wow y doritos).

¿Por qué se cree que a cuanto más caro el regalo, mayor es el cariño que se demuestra?San Valentín no es el día de los enamorados, es el día en el que estamos ‘obligados’ socialmente a demostrar el amor con un regalo. Eso sí, recuerda que la magnitud de tu amor es directamente proporcional al tamaño y coste del regalo que realizas. O eso dicen.

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Yo vivo al límite. No le regalaré nada a mi novia. ¿Qué si no se merece que le demuestre que la quiero? Sí, claro que sí. Se lo merece a diario y por eso lo hago. Le demuestro lo importante que es para mí día sí y día también (o por lo menos lo intento).

Si voy por la calle y veo algo que me gusta, si puedo se lo compro. No tiene porque ser San Valentín. No tiene porque ser nuestro aniversario. Simplemente la quiero y se lo compro porque me apetece, no porque sea un día señalado en un calendario. San Valentín no es un día especial, todos los días son especiales. Yo no quiero a mi novia en San Valentín ¡La quiero todos los días!

Por eso, en San Valentín, como otro día cualquiera, le regalaré cariño. La abrazaré con todas mis fuerzas, como siempre. Le susurraré que la necesito toda la vida a mi lado, como hago a menudo y le inundaré de besos el alma, como hago cada vez que la veo. Es sencillo, le regalaré cariño y no le compraré algo con una tarjeta que ponga “Con cariño”.

Lo mismo que os digo, le he dicho a mi novia. Se le han rayado los ojos. Ha sonreído y me ha abrazado con fuerza gritando un ‘Te quiero’, como siempre. FUCK YEAH ¡!

San Valentín es consumismo. Hipocresía, hipocresía everywhere.

Es la escusa de los comercios para subir el precio de los bombones y las flores. La escusa de las chinas que van por la calle con sus rosas, de asaltarte una y otra vez hasta que accedes a comprar una rosa mustia por un precio que solo le falta sacar una pistola y gritarte “¡ESTO ES UN ATRACO!”.

Pero claro, es la rosa más cara, con lo cual, tu amor es el más grande (o tú el más estúpido).

A pesar de todo esto, la gente seguirá comprando y yo me alegro. Y desde aquí os doy las gracias a todos por aportar un poco al impulso de la economía del país. ¡Gracias!

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