Permanecer en una relación en la que no nos encontramos cómodos en sin duda uno de los puntos clave en nuestra vida sentimental.
Reconocer a buen tiempo el final de una relación desgastada, es primordial para evitar futuros sufrimientos.
Es natural que con el paso del tiempo, la composición de la relación sufra cambios en el comportamiento de cada integrante. Suele suceder que con el transcurso de las fechas, el enamoramiento deja lugar a la realidad y lo que cada integrante puede aportar a la relación.
Allí comienzan las desilusiones y es la mujer la que generalmente espera a que “él cambie”, pero esto nunca va a suceder. Cada persona es responsable por su felicidad, y depende pura y exclusivamente de cada uno aceptar la realidad o hacer “ojos ciegos” al asunto.
Una relación que no funciona puede estar determinada por violencia física, emocional, verbal, celos excesivos, la indiferencia o los malos tratos constantes.
Sin embargo, cada parte debe analizar bien la situación. No por tener una simple pelea vayan a tener que terminar con la pareja, ya que todas en menor medida tienen discusiones o desacuerdos frecuentes. Sin embargo, si esto ocurre con total y mayor frecuencia y las partes de la pareja están continuamente en desacuerdo, si casi todas las discusiones terminan en gritos o insultos, es hora de replantearse que es lo que se quiere con el noviazgo, matrimonio, etc.
Siempre saber que se puede contar con un especialista en terapias de parejas, para abrir el dialogo y averiguar pensamientos o sentimientos que quizás no son dichos por temor a perder a la otra persona o a que se malinterpreta la idea.
Mas alla de todo es importante recordar porqué uno esta con la otra persona, ya que de nada sirve “estar por estar con alguien”. La idea es que ambas partes sean felices el uno con el otro, sientan confianza y puedan disfrutar de los maravillosos beneficios del amor.
